"Maléfica": Una visión
moderna y feminista del cuento clásico
Por: Alexiel vidam
El pasado Lunes fui a ver Maléfica, aquella nueva
versión de La Bella Durmiente lanzada
por Disney, con la originalidad de
mostrar el punto de vista de la “villana”.
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Maléfica |
Antes que nada, debo decir que
Maléfica siempre me ha parecido uno de los personajes más
terroríficos del cine. Su estilo visual es demasiado aterrador. Quizás tiene que ver el momento en que
La
Bella Durmiente fue lanzada (
1959),
época en la cual el cine infantil mostraba roles mucho más definidos: El bien
era el bien, el mal era el mal, y por lo tanto,
Maléfica debía ser la viva encarnación del mal. Con ese traje
oscuro, esos cuernos que aluden a la imagen más conocida del demonio, y siempre
acompañada por su cuervo
Diablo.
Ella, además, tiene la capacidad de transformarse en dragón, figura que
bíblicamente ha sido asociada a Satanás.
Lo interesante de esta nueva versión lanzada también por Disney, es que aun estando dirigida a
un público bastante joven (se nota sobre todo en el tratamiento de la primera
parte, por el modo en que está narrada), trabaja los personajes y sus historias
a mayor profundidad. Aquí ya casi no tenemos personajes planos. No hay “buenos-buenos” ni “malos-malos”,
con excepción quizás, de la propia Bella Durmiente (representada por Elle Fanning).
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Aurora (Elle Fanning) |
Maléfica (Angelina Jolie) ya no es ese ser de
naturaleza perversa y demoníaca, sino una mujer frustrada, dolida, amargada por
una terrible decepción. Ella alguna vez fue un hada sumamente poderosa y de
buen corazón, encargada de defender el Páramo -donde habitan las criaturas
mágicas- de las ambiciones invasoras de los humanos. Sin embargo, fue
traicionada por el amor y en consecuencia perdió sus enormes alas. Luego de
eso, ella sólo espera poder vengarse...
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Maléfica, defensora del Páramo. |
Empezando por aquí, ya tenemos una marcada diferencia. La
motivación de Maléfica para lanzar el hechizo, ya no es un motivo superfluo (no
ser invitada a una fiesta), sino una emoción profunda y dolorosa. No es una
bruja cruel, sino un hada con sentimientos humanos; una persona que, como
cualquiera, encierra sentimientos negativos, pero que, debido a su inmenso poder,
tiene reacciones más peligrosas.
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Maléfica (Angelina Jolie)
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En segundo lugar, esta
película rescata el protagonismo y la independencia de la mujer. En La Bella Durmiente, Maléfica tenía un
papel sumamente importante, pero como “la mala del cuento”. Curiosamente, la
única mujer con carácter y peso en esa historia, era el monstruo que debía ser eliminado.
Por otra parte, Aurora, la “dulce y buena” Bella Durmiente, era un ser
indefenso que sólo servía para ser rescatado (ok, y para cantar y sonreír
mucho). Ella dependía del príncipe para conseguir su salvación y felicidad.
Aquí eso cambia radicalmente, al mismo tiempo que se tiran abajo el mito del “amor
a primera vista”.
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La Bella Durmiente (1959) |
El príncipe Philip existe, sí, pero es un personaje “de
relleno”, que sólo está para hacernos entender que el amor platónico no es más que
eso, un gusto, una fantasía… tal vez una fuerte atracción, pero nunca amor de
verdad. Es por ello que un beso de él nunca podría salvar a la princesa. Aquí Aurora se "salva a sí misma". Podríamos decir que en este
caso, el papel de la bondad tiene inclusive mucho más peso que en la primera
versión, ya que esta bondad es “útil” para la princesa, y no un mero elemento
decorativo.
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Auora y Philip |
Otro punto interesante es la relación que se establece entre Aurora y Maléfica. El
sentimiento de Maléfica hacia Aurora podría entenderse como amor filial, aunque
por ratos el tratamiento estético de la película sugiere otra connotación, mucho
más sensual. Hay instantes en que pareciera existir algún tipo de atracción
entre las dos (aunque todo queda en sugerencia); tanto así que aun después de
conocer al príncipe -e intercambiar miraditas con él-, Aurora mantiene su deseo
de vivir con Maléfica.
Acerca de los otros personajes, cabe destacar la presencia
de Diaval (Sam Riley) y del Rey Stefan
(Sharlto Copley). “Diaval” es el nuevo nombre otorgado a “Diablo”, el cuervo de Maléfica. Era de
esperarse el cambio de nombre para bajarle el tono malvado a la nueva
protagonista. Él, además de seguir con su rol de acompañante, ahora también es
una suerte de ayudante, consejero y
amigo. Maléfica lo transforma en humano o en otros animales según sea necesario
para lograr sus fines (por ejemplo: lobo o dragón). El Rey Estefan, por otra parte, ya no es el padre ejemplar de la primera película, sino que encierra
un pasado bastante oscuro. Por si fuera poco, la maldición sufrida por Aurora acaba
por disociarlo de la realidad. Mientras tanto, en un papel menos importante,
las tres hadas buenas ya no son el ejemplo de madre adoptiva, sino que se muestran
torpes y descuidadas, a pesar de su buena intención.
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Maléfica y Diaval |
Ahora, con todas las diferencias que hemos señalado, este
nuevo filme no se divorcia totalmente de la versión animada. De hecho, creo que
gran parte del encanto de esta nueva versión, está en que el personaje de Maléfica -con todo y todo- ha conservado su esencia.
Angelina Jolie encarna perfectamente tanto a la Maléfica heroína, como a la
Maléfica oscura tras la traición. Esta última Maléfica, se apega de forma
bastante fiel a la de la animación. Al estar poseída por la venganza, la
Maléfica de carne y hueso muestra la misma mirada, la misma sonrisa, la misma
entonación malévola que la del dibujo, aquella que nos hace temblar.
Hay muchas escenas que también recuerdan a las del filme de
1959, que hasta parecen haber sido tomadas al calco.
La Bella Durmiente (1959) VS. Maléfica (2014)
Yo diría que esta nueva interpretación es mucho más rica,
porque es capaz de conmovernos al mismo tiempo que puede causarnos terror. A la
vez, la historia se hace mucho más verosímil y cercana a la realidad que
vivimos hoy y a los nuevos valores que manejamos.
Personalmente, debo decir que la película me gustó bastante.
Lo único que me descuadró un poco fue la narrativa algo rápida y lineal del
inicio, así como el hecho de que Maléfica se llamase tal cual desde el comienzo
(el nombre es demasiado oscuro, tomando en cuenta que al principio ella era “la
buena”). Sin embargo, entiendo que al seguir siendo una producción
infantil-juvenil, cambiar el nombre en algún punto o añadir más juegos de
tiempo y complejidad narrativa, hubiese sido –quizás- un poco complicado. Por
lo demás, me parece que está bastante bien trabajada y que disfrutaría viéndola
otra vez.