Por: Alexiel Vidam
París, Mayo del 68’. Por las calles se respira idealismo, revolución
mental, revolución social, revolución sexual, y revolución cultural. Un joven
norteamericano llena su soledad con su pasión por el séptimo arte. En este
contexto, conoce a los mellizos Theo e Isabelle, quienes deciden invitarle a
participar de sus juegos, sus excentricidades, y sus controvertidos
acercamientos…
Los hermanos Theo e Isabelle. |
Siempre me ha llamado la atención el tema del incesto, sobre
todo porque soy de aquellas personas que piensan que la satanización del mismo
viene más de una cuestión cultural, social, económica, y de los males
congénitos que podría acarrear. No me parece tirado de los pelos que dos
personas que conviven bajo el mismo techo desarrollen atracción debido a la
cantidad de vivencias que puedan compartir, más aun si son de la misma edad,
como sucede con los gemelos Theo (Louis
Garrel) e Isabelle (Eva Green), coprotagonistas
del filme The Dreamers, de Bernardo
Betolucci. Según Theo, él y su hermana son dos partes de una misma persona;
según Isabelle, Theo está siempre dentro de ella. Tienen una suerte de relación
simbiótica en la cual ambos comparten los mismos sueños, pasiones, aficiones (por el cine, en especial), ideales, y juegos eróticos, que realizan en secreto durante las
prolongadas ausencias de sus padres, quienes a menudo escapan a su casa de
campo.
Mathew conoce a Isa. |
Mientras tanto, en las calles se siente la coyuntura. Los
jóvenes realizan protestas en contra del consumismo, del imperialismo, y en pro
de la cultura. En este contexto, los gemelos conocen a Mathew (Michael Pitt), el
narrador; es a través de sus ojos que vivimos el Mayo Francés, y la convivencia
con los hermanos. Mathew es un joven norteamericano que comparte con ellos la
pasión por el cine, el arte y la política. Él ha llegado a París para estudiar
cine, y se encuentra completamente solo; entablar esa nueva amistad, le hace sentirse
aceptado y acogido. Sin embargo, la realidad comienza a golpearle cuando
despierta su atracción por Isabelle.
Isabelle corresponde a esa atracción, pero al mismo tiempo
se siente contrariada por sus sentimientos hacia Theo, quien hace sentir también
su posesividad, encarando a Mathew y dejándole en claro que siempre será un
invitado, que el vínculo entre él y su hermana es indestructible.
Mathew e Isabelle; Theo aparece reflejado en el espejo. |
Mathew, Theo, e Isabelle: Los soñadores
Lo más rico de la película, está en sus personajes; ellos vibran, y hacen vibrar con su propia
emoción. Pertenecen a un tiempo idealista en el los jóvenes movían masas en pro
de transformar el mundo, de acabar con la guerra, con la injusticia, de
promover el arte, la conciencia social, y el amor.
Theo e Isabelle sueñan, juegan a representar diálogos y
escenas de películas, y sostienen debates acalorados sobre temas filosóficos y
sociales. Pronto, hacen parte de ello a su nuevo amigo, Mathew, un extranjero, un
solitario que reclama amor en silencio; en Theo e Isabelle, Mathew cree haber
hallado una familia.
Por su parte, los hermanos sostienen un vínculo que tiene
mucho más de romance que de fraternidad. A menudo duermen en la misma cama, comparten
la tina, salen juntos, y participan de juegos que coquetean muy de cerca con el
incesto. Cansados de la monotonía (por más extraño que suene), deciden incluir
a Mathew, con quien se encariñan rápidamente, pero, cuando empiezan a hacerle
parte de su intimidad, éste acaba por convertirse en un elemento disonante y de
conflicto…
Revolución interior
Prácticamente toda la película se desarrolla dentro de la
casa de los hermanos. Es allí donde viven su revolución; con ello, el autor
pretende transmitir que la revolución empieza en la mente, en el mundo interior
del individuo. No obstante, nos coloca también frente a una marcada contradicción,
representada por la escena en que Mathew encara a sus compañeros, haciéndoles
ver que se encierran en su pasión del uno sobre el otro, en lugar de salir a
defender aquello en lo que supuestamente creen.
El final es bastante desgarrador y desconcertante… nos deja sensación
de vacío, y nos lleva a cuestionar sobre el sentido de nuestras acciones y
pensamientos… sobre de qué manera marcamos la diferencia. Este vacío, sin
embargo, es el contraste que permite terminar de saborear esa atmósfera cálida
y apasionante que nos envuelve desde el inicio del filme, que nos seduce, y nos
traslada de inmediato a una época cargada de intensidad y romanticismo.
Ficha técnica:
Dirección:
Bernardo Bertolucci
Producción:
Jeremy Thomas
Guión: Gilbert
Adair (Basado en su novela The Holy
Innocents)
Protagonistas: Michael
Pitt, Eva Green, Louis Garrel
Género: Drama
Año: 2003
Países: Reino
Unido, Francia, Italia