jueves, 14 de febrero de 2013

“Quizás mañana…”



 Por: Alexiel Vidam

Quizás Mañana es una película sobre esas veces en que conoces a alguien especial en el momento menos indicado; una situación que a todos nos ha quebrado alguna vez…

Natalia (Gisela Ponce de León) es una chica histriónica, histérica, divertida, loca… bastante insegura. Su punto débil, es querer contentar a todos, y no escucharse sí misma. Juan Carlos (Bruno Ascenzo), por su parte, es un joven algo resentido y solitario, que acaba de perder a alguien muy importante en su vida, y no sabe bien cómo afrontar su situación frente a quienes le rodean. Ellos se conocen por pura casualidad, cuando ella, confundida y resaqueada, se cruza con él en un parque y decide empezar a desahogar todas esas cosas que tiene atoradas en la garganta. Él no se muestra muy abierto a la conversación, pero ella consigue intrigarle y, en el fondo, él también ansía encontrar a alguien con quién expresarse.

La situación inicial es de choque; parecen universos opuestos, personalidades tan contrastantes que la empatía es prácticamente imposible. El enlace aparece cuando ambos son capaces de abrirse y escucharse, expresando sus propios miedos y dudas, y descubriendo en el otro a alguien capaz de comprenderle.

Sin embargo, en esta historia “como la vida misma”, no todo tiene un final ideal, y a veces conoces a la persona indicada en el momento menos indicado; entonces sólo te queda partir y consolarte con la idea de que “quizás mañana…”.


Una iniciativa entusiasta  que consigue “tocar”

El equipo de Big Bang Films (la empresa productora) está formado por gente que se ha hecho a sí misma; gente que ha aprendido a hacer cine en el camino, impulsada básicamente por la pasión. El propio director (Jesús Alvarez Betancourt), asegura que él se considera más un espectador que un cineasta, y que tuvo “todos los maestros que una tienda de videos puede ofrecer”, de modo que puede que algún  crítico implacable no perdone ciertos defectos técnicos (tomas en las que faltó “techo” -“aire” hacia la parte superior del encuadre- o en las que se hubiese esperado alguna toma más cercana, que permita apreciar con más nitidez la emoción en el rostro de los personajes). No obstante, debo enfatizar en que el filme tiene muchos más puntos a favor que en contra, y que aquellos puntos en contra consisten en los típicos errores de quienes están aprendiendo y trabajando arduamente para desarrollar un mercado de cine que prácticamente no existe en nuestro país.

Lo que más me gustó, fue que se tratase de una historia sumamente cercana, con la cual es fácil identificarse. Los personajes inicialmente resultan un poco trillados y exagerados en sus formas, pero según vamos descubriendo sus historias de vida y los motivos que los llevan actuar de tal manera, conectamos  con ellos rápidamente. En lo personal, pienso que con un poco más de presupuesto se hubiese logrado conseguir un mejor efecto en escenas como la del inicio (digamos que ese “vómito” de Natalia no me convenció del todo), o la escena en la que ella, de los nervios, empieza a perder el aire; pero estos detalles se perdonan tomando en cuenta que el equipo de producción, presionado por los altos costos de hacer cine, tuvo que culminar la filmación en sólo seis días y medio (toda una hazaña); teniendo esto presente, me atrevo a decir que los resultados fueron bastante buenos.

Otro de los puntos que más me sorprendió, fue la fotografía. Disfruté mucho de los ambientes, especialmente de las tomas junto al mar o en medio de la vegetación, donde resaltan el color de las hojas (de diferentes tonos verdes y rojizos) y del cielo; también aquella en que se muestra el cuadro de Juan Carlos en el parque. La figura es impresionante, y parece reflejar, en esos rostros expresionistas en medio del color vivo, el encuentro frontal entre la vida y la muerte. Otras tomas que vale la pena resaltar, son aquellas en las que se muestra a Natalia posando para el cuadro de él: el enfoque de sus ojos, de su sonrisa, los pies que se mueven de manera nerviosa… Ella es una persona que quiere agradar, y él, la desnuda en su cuadro, mostrando su verdadero yo, con ansias de gritar.

Con respecto a la banda sonora, sólo me queda decir que está muy bien elegida. Me desconcertó para bien; normalmente no soy muy de apostar por la música romántica, pero en este caso debo decir que cayó como anillo al dedo. Por el contrario de caer dentro de los sosos clichés de lo edulcorado y cursi, los temas musicales concuerdan perfectamente con las escenas y enfatizan en el “feeling” de lo que se quiere expresar. El tema que más me gustó fue Mis Puentes y Mi Aliento, interpretado por Ricardo Núñez, y la propia Gisela Ponce de León (pienso que es el que más "conecta"). 

Hablando con honestidad, el mensaje de fondo del filme, me conmovió, y con entusiasmo les recomiendo ir a verlo. Creo que es una muestra interesante del potencial que el cine peruano tiene por desarrollar.

Ficha técnica:

Dirección: Jesús Álvarez
Producción: Sandro Ventura
Guión: Jesús Álvarez
Protagonistas: Bruno Ascenzo, Gisela Ponce de León
Género: Drama romántico
Año: 2013
País: Perú
Fecha de estreno: 14 de febrero de 2013
Compañía productora: Big Bang Films


2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, una propuesta nueva, un nuevo camino para el cine Peruano.

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  2. Hola. Gracias por tu visita y tu comentario. Me alegra que pienses así :).

    - Alexiel

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