miércoles, 27 de marzo de 2013

Quiz de Personalidad Tarantinesca




Por: Alexiel Vidam


¡¡¡Feliz cumpleaños maestro Tarantino!!! Hoy, el director de Pulp Fiction, Kill Bill y Bastardos sin Gloria, cumple cinco décadas, y como regalito de cumpleaños, traemos este "Test de Personalidad Tarantinesca", mediante el cual podrás descubrir cuál es la peli' de Tarantino que mejor te describe. Ojo, queremos aclarar que este post ha sido creado con fines de entretenimiento; que debe ser tomado deportivamente, y que no pretende herir la susceptibilidad de nadie.

¡A ver qué les sale!


1. Cuando vas a un restaurant:
Asaltando el RatDonald's

a. Elijes el lugar más barato y, como buen roña que eres, te inventas cualquier excusa para no dejar propina.
b. Vas al McRata, te paseas por las mesas y pones tu cara de matón pa’ que te inviten. Luego les enseñas cómo pedir una Big Mc en el McRata de París (“Le Big Mc”).
c. Te vas por un sushi y tratas de impresionar al mozo con tus cinco palabras en japonés masticado (por supuesto, él se ríe en tu cara).
d. Elijes el lugar más “ficho” y te vas por algún postre sumamente sofisticado de nombre impronunciable.
e. Pides chela nomás, como los machos.


2. En la chamba:

a. Eres el explotado al que todos hacen bullying por usar camisitas rosas.
b. Estás frikeado. Te estás haciendo a la esposa del jefe y ahorita te mandan a los matones.
c. Haces de VIP o de guachimán, y de cuando en cuando, te contratan de matón pal’ comapare’ de la opción de arriba. 
d. Eres “el jefazo”. Quien no te obedece, la paga.
e. Eres el “mercenario” (“freelancer”, pa’ que no digan que no haces nada). Te juras recontra independiente y sigues tus propios métodos tan atípicos como controvertidos.

En tu chamba

3. Sobre tu ropa:

a. Trabajas todo el día, así que vives en terno.
b. Algo “elegantón” para trabajar, pero afuera paras en shortcitos y polos del ratón Mickey.
c. Eres un “friki” MAL, así que, salvo para chambear, te la pasas en cosplay. Cuando sales a la calle, eres toda una atracción turística.
d. Paras en caterpillars y pantalones militares. Te juras todo un warrior.
e. Al verte por la calle, la gente cree que es Halloween.


4. ¿Cuál sientes que es tu rol en el mundo?

a. Hacer tu chamba y sobrevivir.
b. Eres una suerte de “elegido por dios”, para salvar al mundo o cumplir alguna misión muy importante de la cual aún ni te enteras.
c. Vengarte de todos tus enemigos; después casarte y tener hijitos.
d. Acabar con los emos, los hippies, los hipster, etc., y crear una nueva legión de machos superiores (aunque tú seas enano, medio panzón y tengas peinado de nerd).
e. Rescatar a la damisela en peligro.


Haciendo "cosplay"
de Bruce Lee.
5. Tu película favorita es:

a. Elephant
b. El Padrino, y para cuando te cuesta pensar, una de Rocky Balboa.
c. Todas las de Bruce Lee y Jackie Chan
d. Las bélicas, en especial las de la  II Guerra Mundial.
e. Todas las de vaqueros


6. Si tuvieses que matar a alguien, ése alguien sería:

a. Tu amigo traidor que ahora te hace bullying.
b. El tipo de la tienda de al lado (cuyo nombre, por casualidad, es “Zed”).
c. A tu ex.
d. A todos los sujetos “inferiores” a ti.
e. Ya mataste al explotador de tu jefe. Por eso te volviste mercenario.


7. Para transportarte prefieres:

Con tu fiel corcel.
a. Un auto de lunas polarizadas
b. Una moto robada
c. Avión para encontrar a tu ex y darle de alma. Haces escala en Japón para comprar sushi.
d. Un aeroplano o buque militar
e. Caballo; eres todo un paladín.



8. Si tuvieses que camuflarte y cambiar de identidad, serías: 

a. Un policía, y ganarías dinero vendiendo a tus antiguos compinches de mala vida.
b. Un vagabundo dedicado a su misión de salvar a otros, como te lo ha encargado tu dios.
c. Un/una am@ de casa feliz.
d. Empleado en un cine; nada más alejado a tus afanes de superioridad y dominación.
e. El capitalista explotador que tanto detestas. 
Luciéndote en el tono.



9. En una juerga tú:

a. Te pasas de copas, tratas de hacerte a todas las chicas de la fiesta, alguna te deja un ojo morado, y terminas con un “filosófico speech” sobre el sexo en las canciones de Madonna.
b. Eres la sensación con tu singular pasito del “You Never Tell”.
c. Espías a tu ex mientras todos bailan, y luego te acercas a sacarle la madre. Si la gente interfiere, los matas a todos.
d. Te mueves por todos lados con tu cartelazo que dice: “Se reserva el derecho de admisión”. Terminas chupando solo.
e. Tomas harta chela, y si alguien se mecha, fomentas las apuestas.

Tu oficio por excelencia

10. Tu carrera u oficio por excelencia es:

a. Policía o agente secreto
b. Boxeador
c. Ninja
d. Gran dictador o líder militar
e. Caza-recompensas 


Resultados:


Mayoría a: Reservoir Dogs



Eres un sujeto práctico, que a veces puede tomar trabajos que no le entusiasman (o le revientan) con tal de hacer dinero (el problema, es que luego te paras quejando). Seguramente tienes algún jefe explotador y compañeros poco agradables a los cuales, en cualquier momento, pretendes sacarles la madre. Tienes un modo de ver la vida algo pesimista y dadas tus circunstancias, tiendes a ser un poco “roña” y  hasta mezquino. No dejas propinas, a tu flaca le regalas los chocolates mordidos, nunca cedes el asiento, y si encuentras algún cieguito pidiendo limosna, fácil tratas de sacarle una monedita. Una de tus máximas aspiraciones en la vida es matar a tu jefe para ocupar su cargo y vengarte de tus compañeritos de chamba.


Mayoría b: Pulp Fiction


Puede que por muchos años hayas formado parte del camino de la perdición, pero ahora eres un tipo reformado y con aspiraciones más espirituales en su vida. Ya es hora de dejar de ser un pinche matón, malogrado y pervertido sexual, para convertirte en un sujeto de bien, alguien que se encargue de rescatar a las ovejas descarriadas. Por ello, estás pensando seriamente en volverte testigo de jeová, o de vagabundear por ahí impartiendo el Hare Krishna y el veganismo (sobre todo desde que empezaste a dudar que las hamburguesas del RatDonald’s se hicieran de res). ¡Id con dios, hermano!


Mayoría c: Kill Bill


Te sientes sumamente despechado porque tu flaca te dejó por alguien “más cool” y menos friki que tú (pa’ colmo te dijo que tu pijama de Pikachu era bien “matapasiones”). Por eso, decidiste aprenderte todos los movimientos de Bruce Lee más unas técnicas del estilo “Peruvian Chaira’ Fighting” y hacerte fuerte para vengarte de tu ex. Pero como la condenada se ha quitado de vacas, necesitas plata pal’ avión, así que cachueleas como guachimán en tus ratos libres. Una vez que hayas logrado tu objetivo, piensas resucitarla con las Esferas del Dragón, casarse y tener hijitos.



Mayoría d: Bastardos sin Gloria



Tú naciste para ser grande, todavía no sabes cómo, pero lo sabes. Te sientes un líder nato; te las das de rudo y de popular aunque no te conozca ni tu vieja. Aspiras siempre a cargos importantes en empresas reconocidas, aunque el oficio militar también te va bien; sin embargo, te queda claro que tu máximo sueño es ser elegido Presidente de la República (y si no te elijen, se joden porque haces Golpe de Estado).  Para cuando seas Presidente planeas tomar una serie de medidas para que tu país se convierta en una nación poderosa llena de hombres grandes, así que piensas clonar a Margarito.


Mayoría e: Django sin Cadenas


Eres rebelde, independiente y aguerrido. A veces valiente hasta el punto de la imprudencia. No te gustan las reglas, los horarios ni los jefes, y tienes tu propio código de honor. Aunque tus métodos a veces puedan ser controversiales, en el fondo eres un tipo noble. Se podría decir que eres algo así como un “paladín frustrado” que descubrió que no siempre el método legal consigue el fin justo. Pareces duro, pero tienes tu ladito cursilón, y quizás, hasta una historia de amor secreta.

domingo, 24 de marzo de 2013

Ángel Asesino

“Déjame entrar…”


Por: Alexiel Vidam

Una historia de vampiros atípica, con una estética sobria, tan realista, que casi se siente real. Los protagonistas son Oskar y Eli. Él, un niño de 12 años, víctima de bullying. Ella, una niña solitaria que aparenta su edad, pero que es, en verdad mucho mayor. Él fantasea con liquidar a sus opresores. Ella se alimenta de sangre.

Basada en la novela original de John Ajvide (quien estuvo a cargo del guión), Déjame Entrar, película sueca de Tomas Alfredson, nos traslada a Blackeberg, un suburbio de la ciudad de Estocolmo a comienzos de los 80’. El protagonista es Oskar (Kåre Hedebrant), un niño de 12 años que vive con su madre, y asiste a una escuela donde es acosado constantemente por los matones de la clase. En consecuencia, él ha desarrollado un mórbido interés por el análisis forense, colecciona noticias policiales y representa escenas de asesinato con un cuchillo. Una noche conoce a Eli (Lina Leandersson), la nueva vecina de al lado, una niña que parece tener su edad y vive con su “padre”. En su primer encuentro, Ella le dice que no pueden ser amigos; sin embargo, el acercamiento entre ambos se va dando de manera espontánea.

Eli y Oskar

Oskar se siente comprendido por Eli, quien parece ser tan solitaria como él y le incita a defenderse de los abusos. Ella le visita al oscurecer; aparece en su ventana y le pide que le deje entrar. Poco después, Oskar le pide que sea su novia; no sospecha que Eli esté implicada en una serie de extraños asesinatos.



Una de vampiros… mas no de las tantas

Déjame Entrar no es una típica cinta de vampiros que viven en castillos y muestran caninos prominentes. La trama se desarrolla en un momento casi actual y presenta temas cercanos a nuestra sociedad: el bullying, el alcoholismo, la delincuencia, las familias disfuncionales, los conflictos políticos (recordando la escena en que se da a entender que “el mal” proviene de Rusia).


La estética es bastante sobria. No se recurre al efectismo. Se pretende transmitir el máximo realismo posible, aun tratándose de un filme con elementos fantásticos (la chica vampiro, sus costumbres y los sucesos que la rodean). La narración es lineal; no hay flashbacks* ni juegos de tiempo (y sigue siendo interesante). No hay música de fondo, salvo por la que suena en la radio del encuadre**. Hay pocos efectos visuales: la sangre, los desplazamientos animalescos de la vampiro, y la toma de la mujer en llamas (por exposición al Sol). El único sonido anormal que se escucha, son los rugidos de la niña al cazar. Ella no vuela, no se convierte en animales, no posee colmillos. Su condición vampiresca la hace fuerte, pero no es un ser de apariencia indestructible. Por el contrario, tiene la figura frágil de las niñas de su edad (o de la edad en la que se quedó), y necesita cierto apoyo para abastecerse (para ello recurre a HakanPer Ragnar-, el sirviente que le hace de “padre” y que le ayuda a asesinar).

Al ser descubierto, Hakan se desfigura el rostro para
que no le asocien con Eli.

Eli no es un vampiro romántico, pero conserva su aire seductor. La rodea una atmósfera de misterio que compaña sus diálogos y movimientos, por ratos bestiales, por ratos sensuales. Esto hace que, a pesar de su corta edad y la de su amigo, la mayoría de las escenas que les unen estén dotadas de una fuerte carga erótica, presentada con bastante sutileza. Nos encontramos, pues, frente a un personaje rico, complejo, que resalta al ofrecer una “versión realista” del monstruo fantástico. Asimismo, mantiene constantemente su dualidad, rompiendo con los estereotipos de “vampiro malo” y depredador (los Nosferatus, los Dráculas clásicos, Lestat de Entrevista con el Vampiro) o “vampiro bueno” y renegado de su especie  (Louis de Entrevista con el Vampiro, o el Drácula enamorado de Coppola). Ella nunca abandona sus hábitos cazadores (sin ellos moriría), pero al mismo tiempo es capaz de desplegar amor, y de respetar las vidas de sus allegados.

Oskar y Eli

Al lado de Eli, Oskar logrará crecer, y cobrar valentía para enfrentar sus temores, pero también se hallará en un fuerte dilema. Al descubrir su identidad asesina, debe elegir entre guiarle hacia la muerte, o mantener el secreto y quedarse a su lado.



Datos curiosos

Póster de la versión angloamericana.
Existe una versión angloamericana (Let me In), dirigida por Matt Reeves y lanzado en 2010, con la actuación estelar de Kodi Smit-McPhee y Chloë Moretz. Para esta versión se “americanizaron” los nombres y se trasladó la acción de Estocolmo a Nuevo México. Tiene un estilo mucho más efectista y comercial, más apegado a la escuela hollywoodense (aquí, por ejemplo, se inicia con un flashback). Al igual que la versión sueca, obtuvo excelentes críticas y recaudó 24 millones de dólares en taquilla a nivel mundial, mas no faltaron opiniones adversas alegando que Matt Reeves no tenía mérito, pues presentaba casi un calco de la cinta de Alfredson.

Finalmente, un dato que no quisiera omitir, es que en la novela original, Eli no era una niña, sino un niño castrado, y su “padre” Hakan sentía atracción pederasta hacia ella. Estos datos se incluían en tomas que fueron posteriormente editadas, quedando sólo sugerencias en la voz algo áspera de la vampiro (modificada adrede), en las partes en que dice que “ella no es una chica”, y en una toma rápida y poco clara de sus órganos genitales.






Ficha técnica:


Título original: Låt den rätte komma in (“Deja entrar al indicado”)
Dirección: Tomas Alfredson
Producción: Carl Molinder, John Nordling
Guión: John Ajvide Lindqvist
Reparto: Kåre Hedebrant, Lina Leandersson, Per Ragnar
País: Suecia
Año: 2008
Género: Horror, drama, romance
Idioma: Sueco










*Para ver la película online, click aquí.
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* Flashback: Salto al pasado
** Encuadre: Composición gráfica de cada toma (los elementos de la pantalla y cómo están colocados).  

martes, 19 de marzo de 2013

De Niro, un antihéroe de la ciudad



Por: Lauro Minaya

Era un hombre de aspecto sombrío. Cada noche atravesaba la ciudad conduciendo un taxi, en el cual trasladaba a forajidos, delincuentes, prostitutas, asesinos, y políticos del más alto calibre. Las calles se abrían salvajes ante sus ojos reflejados en el espejo retrovisor, la inmundicia de una sociedad corrupta desde lo más profundo de sus entrañas, iba afectando de a pocos su mirada del mundo.

De corte citadino, Taxi Driver es una película que se desarrolla completamente en la ciudad. Sus hechos nos introducen en lo más hondo del submundo neoyorkino, mostrándonos la cruda realidad de sus personajes. Sus escenarios son ambientes comunes, de reunión o de paso, es así como vemos diálogos en cafeterías, tiendas de abarrotes, salas de cine pornográfico, oficinas de campaña electoral, e incluso dentro de la misma cabina de un taxi. Martin Scorsese logra capturar la esencia de lo urbano; un trabajo anterior como Malas Calles, habla de su éxito en lo que también podríamos de denominar thriller callejero.

Travis Bickle (Robert De Niro) es acaso un personaje puro, de visión cortoplacista y sin grandes aspiraciones, es incapaz de reconocer que sus hábitos son una herencia de la ciudad en la que vive, y al mismo tiempo odia.


“Por la noche, salen todos los animales. Putas, pordioseros, sodomitas, travestidos, maricones, drogadictos, toxicómanos. Todo es asqueroso y venal. Algún día, una lluvia de verdad se llevará toda esta basura de las calles.” - Travis Bickle

Se trata, sin embargo, de un ex-Marine y veterano de la guerra de Vietnam, que sufre de insomnio y maneja un taxi por las noches. Parece amar lo bello, y en la vorágine de una ciudad convulsa— como lo puede ser Nueva York— distingue a dos mujeres que representan su ideal de amor y de justicia. La belleza de Betsy (Cybill Shepherd)—una chica que trabaja para la campaña presidencial de un senador— le hace en un primer momento compartir sus mismas aspiraciones hacia el candidato. Cuando descubre a Iris (Jodie Foster) —una prostituta menor de edad— pierde los estribos al ver como una chica tan joven, desperdicia su vida en aquel negocio explotador.


Travis y Betsy

Travis Bickle no deja de ser un personaje alienado a la ciudad. Su insomnio, su pasado como combatiente de una guerra traumática para muchos jóvenes, su desprecio por lo cotidiano, su interés asexuado por las películas pornográficas, así como su solitaria existencia, no son otra cosa que el producto de su relación con su entorno. El resultado también nos ha dejado a un hombre que ve las cosas muy a su manera, y que a pesar de ello, logra con cierto éxito involucrarse con personas ajenas a su entorno más próximo. Es así que llevar a Betsy a una función de películas para adultos, le resulte algo de lo más natural. Sus continuos desencuentros con el mundo de lo “políticamente correcto”, lo convertirán en un antihéroe de la ciudad, dispuesto tomar venganza por sus propias manos.

 
Finalmente, queda decir que si el jazz es a Nueva York, como Nueva York es al jazz, el saxo de Bernard Hermann no deja de encandilarnos a lo largo de toda la película. Debo confesar que mientras veía Taxi Driver, las imágenes de un cuento de Julio Cortázar titulado El perseguidor, se iban recreando una y otra vez en mi mente. Si eres aquellos que gustan de las historias de ciudad, con personajes nada extraordinarios y más bien del todo comunes, no dejes ver el reestreno de esta obra maestra de Martin Scorsese.


*Nota: Este post también forma parte de Cine Club, el blog de cine de RPP.

domingo, 17 de marzo de 2013

¿El libro o la película?


Por: Alexiel Vidam

Pregunta típica: “¿Cuál prefieres? ¿El libro, o la película?”. La típica respuesta es “el libro, siempre es mejor que la película”. Yo creo que la respuesta está mal armada; deberían decir: “el original, siempre es mejor que la adaptación” (¿o me van a decir que se alucinan mejor Star Wars en formato de libro que en película?). Aun así, no concuerdo totalmente con la afirmación. Creo que sí, en la mayoría de casos, el original supera a la adaptación, porque, el original, se encuentra en el formato en el que fue concebido, el que, en teoría, le corresponde por excelencia. Sin embargo, he encontrado algunas excepciones; vamos con ellas.


Una de hipsters (Las Ventajas de ser Invisible)


Me atrevo a decir que la película aventaja bastante al libro; sin embargo, creo que pesa bastante el hecho de que el propio autor de la novela (Stephen Chbosky) sea también el director y guionista de la película. Las vivencias de estos adolescentes “desadaptados” de los 90 (el chibolo timidón, la “movidita” en retiro, la loca histriónica, la “friki”, el fumón y el chico gay) se transmiten mucho mejor con la agilidad rítmica del filme. Las imágenes llenas de color, luces, y, sobre todo, la banda sonora son otro de los platos fuertes de esta película. Si eres de los que piensan que la música de antes era mejor (y te aplaudo), aquí tienes un OST con temas de Bowie, The Smiths, Dexy’s Midnight Runners, New Order, entre otros. Además, es una película sumamente fresca, con la que no sólo te conmoverás e identificarás, sino también te divertirás. El libro, por el contrario, tiende a ser “un poco” emo. Unas cuantas veces, querrás sacar del papel a protagonista para taclearlo por llorón. (Para ver el post de Las Ventajas de Ser Invisible, entra aquí: http://cinematosiscronica.blogspot.com/2013/01/adolescentes-marginados.html)


Para morderte mejor… (Entrevista con el Vampiro)


Éste es otro caso en el cual el autor (bueno, autora) participa directamente en el filme. Anne Rice, escritora de Entrevista con el Vampiro, fue quien se encargó del guión para la adaptación cinematográfica. Cuenta la leyenda que inicialmente no estuvo de acuerdo con la elección de Tom Cruise para el papel del vampiro Lestat, porque le consideraba “muy americano” para el papel, pero una vez que vio la película terminada, aplaudió su actuación (y seguramente le extrañó unos años después, cuando sacaron La Reina de los Condenados –la continuación- con otro actor, y el resultado fue catastrófico). Disfruté mucho de ambas versiones –literaria y cinematográfica-, pero me inclino más por la segunda. La novela tuvo uno que otro pasaje aburrido que la película supo recortar adecuadamente; se cambió también el drama del vampiro Louis (que había perdido a un hermano que se creía santo) por uno más verosímil y cercano al público (la muerte de una esposa y una hija). Aparte de eso, pienso que la historia se adaptaba mucho mejor al formato de la imagen en movimiento que al de la narración, y también que Anne Rice es muy buena para contar historias que “enganchan”, pero su estilo literario es algo “simplón”.


Pandillas futuristas (La Naranja Mecánica)


Bueni, bueni, bueni, queridos drugos, he aquí, otro dilema tan bolche complicado, que me duele la gulivera de tener que elegir. Por una parte, amo la estética bizarra del maestro Kubrick, pero, por otra parte, me gustó mucho más el final de la novela y el mensaje de fondo que nos quiso dejar Anthony Burgess (el autor original). Cabe anotar, que esa estética que menciono, es propia del filme, pues, para su realización, el director se tomó varias libertades en cuanto a la ambientación; en el libro, las descripciones son bastante distintas (en éste, por ejemplo, la escultura con la que Alex comete el asesinato, es un busto de Bethoveen, mientras que en la película se trata de un falo gigante, en alusión al sentido freudiano de la potencia sexual y el impulso). En este caso, lamentablemente, no me puedo decidir; siento que me encuentro ante dos versiones de una misma obra, cada una con puntos muy fuertes a su favor; así que si no han leído el libro o visto la película, los animo a revisar ambos y sacar sus propias conclusiones. (Para conocer más al protagonista de La Naranja Mecánica, entra aquí: http://cinematosiscronica.blogspot.com/2012/01/un-criminal-muy-carismatico.html)


Qué “mello” (La Máscara de la Muerte Roja)


Roger Corman, conocido como “el amo de la serie B”, era muy aficionado a los cuentos de Edgar Allan Poe, y llevó varios de estos a la pantalla grande. Esta adaptación, fue una de las más elogiadas (además de que cuenta, en el papel principal, con su actor fetiche Vincent Price). A mi parecer, aunque la producción haya sido de bajo presupuesto, éste también es uno de esos casos extraños en los que la adaptación supera al original (y que el autor original no está implicado en el guión). Corman no sólo logró conseguir un largometraje de una historia de pocas páginas, sino que ello le permitió rellenar todos esos “huecos” que Edgar Allan Poe muchas veces dejaba en sus narraciones (de modo que los hechos parecían abruptos, y los cambios en la personalidad de sus caracteres, demasiado repentinos). En la versión cinematográfica, los personajes son mucho más completos, especialmente el Príncipe Próspero (Vincent Price), cuya sordidez y excentricidad en esta versión reflejan mucho mejor esa actitud libertina (y cruel) de la que habla el cuento.


Mecha Callejera (Fight Club)


Soy “el cerebro confundido de Jack”… y es que en este caso, me siento completamente indecisa. El libro de Chuck Palahniuk es genial, pero la adaptación de David Fincher, también es genial; en algunos casos supo reflejar perfectamente lo escrito por el autor, y en otros, se tomó las libertades necesarias para darle más intensidad a las escenas, sin romper con el sentido total de la obra. Diría que el final del libro es bastante más aterrador que el de la película (ésta tuvo un final más “romántico”, dentro de su género), que va más acorde con el tono oscuro de la novela; peeeeeero, aun así, creo que esos cambios realizados por Fincher, cayeron a pelo; la riqueza de las imágenes presentadas supera las descripciones dadas por el libro. Si bien es una elección difícil, creo que me voy más por el filme, donde inclusive el propio Tyler Durden (el “otro tipo”, en la cabeza del narrador esquizofrénico) es mucho más fuerte que en la obra original. Por cierto, qué tales actuaciones las de Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham Carter… (Para ver el post de Fight Club, entra aquí: http://cinematosiscronica.blogspot.com/2011/11/peleadores-noctambulos.html)


Drácula enamorado (Bram Stoker’s Dracula)


La idea inicial de Francis Ford Coppola cuando hizo su Bram Stoker’s Dracula era, precisamente, hacer una adaptación sumamente fiel al libro original. Hasta el momento ninguna de las versiones cinematográficas de Drácula había respetado la novela (se habían cambiado nombres, fusionado personajes, se había alterado la ocupación de alguno, etc, etc.). Coppola fue bastante fiel al molde original de los personajes y al contexto; sin embargo, tampoco pudo evitar meterle de “su cosecha”, y nos convirtió al villanazo Drácula en un antihéroe trágico: apasionado, enamorado hasta las últimas consecuencias, una versión vampírica del Fausto que vendió su alma al diablo por una mujer. Lo más interesante de este Drácula, además, es que mezcla al personaje literario con el personaje histórico (“Vlad Tepes, el empalador”, el héroe rumano que inventó el anticucho humano y derrotó a los turcos). Si bien el libro es sumamente interesante (y no hay que desmerecer el mérito del autor original), me quedo con esta versión de Drácula romántico, lleno de matice y contradicciones que lo humanizan al punto de hacer que nos identifiquemos mucho más con él que con los “héroes” de la historia.


Carrie Nerd (Matilda)


Matilda es algo así como una “Carrie” buena gente. Ésta también tiene poderes telequinéticos, nomás que no se va tal al extremo de incendiar el colegio y matar a todos sus compañeritos; ella se conforma con espantar a la directora, que es una tía horrible a la que nadie quiere. Recuerdo que esta película me envició cuando estaba en el cole y era nerd, pues el mensaje de fondo de la pela era que los nerds también pueden ser “cool” y salvar el mundo (en esa época no existía Sheldon Cooper). Cuando supe que estaba basada en un libro, me esmeré en conseguirlo y lo leí de inicio a fin casi en un día. No voy a decir que no me gustó para nada… pero el final me pareció verdaderamente decepcionante; no era el mismo que en la película. En la película, la chibola conseguía una vida feliz y ya no necesitaba de sus poderes, pero los utilizaba de vez en cuándo (un poquito de magia en la cotidianidad nunca viene mal, como por ejemplo, cuando tienes que ordenar ese basural al que llamas “cuarto”). En el libro, una vez que fue feliz, perdió los poderes y se convirtió en una chibola nerd a secas. Comprenderán que la historia perdiera completamente el “feeling” para mí.


Chibolos terribles (Tom Sawyer)


Tom Sawyer es una de esas historias que te atrapan cuando eres niño y te encanta jugar a trepar árboles y a representar roles (indio, pirata, vaquero, etc, etc.). Basada en la novela de Mark Twain, la película es una versión mucho más ágil, digerible y entretenida de cómo un par de niños traviesos de Misisipi, entre juego y juego, son testigos de un asesinato y se meten en una serie de líos para salvar al hombre que ha sido culpado injustamente. Como ya he mencionado, la película me pareció más entretenida. Será que quizás agarré el libro ya de vieja, o será que no le tengo mucha paciencia a las historias demasiado lentas, por lo cual la novela me provocó bastante sueño; por el contrario, la película me tuvo enganchada de inicio a fin.


El libro se hizo después (Furia de Titanes)


Así como existen películas basadas en libros, existen libros que toman de base o son adaptaciones de películas. Éste es el caso de Furia de Titanes (la de 1981, nada que ver con su catastrófico remake del 2010), que fue adaptada a novela. Yo leí el libro hace ya como 17 años (… la vejez…), cuando ni sabía que existía la película. El libro, simple y sencillamente, me encantó. Recuerdo que pude visualizar claramente cada pasaje, cada descripción, y la película se montó sola en mi cabeza. Las líneas transmitían muy bien la emoción de Perseo volando sobre el Pegaso, el terror que transmitía la medusa, la brutalidad del terrible Kraken (sí, yo en mi infancia me alucinaba bien a lo Historia sin Fin, que estaba dentro del libro). Creo que mis expectativas acerca de la película, cuando la encontré, fueron demasiado grandes. No quiero ser injusta, la película es muy buena. Interesante, entretenida, y además, una súper producción para su época, pero la verdad, es que la película en mi cabeza se veía bastante mejor… (Para leer el post de Furia de Titanes, entra aquí: http://cinematosiscronica.blogspot.com/2012/04/choque-de-titanes.html)

(Una versión más “dedomediera” de este artículo, puede encontrarse en las páginas 42 y 43 de la revista DedoMedio N° 63).



miércoles, 13 de marzo de 2013

Y encontrar la salida de este gris laberinto…


Una de “locas”, romances, y terroristas


Por: Alexiel Vidam

Ya que Almodóvar está de moda (gracias a su nueva película Los Amantes Pasajeros), quisiera dedicarle un post, pero un post a esa faceta de Almodóvar que muchos ya no recuerdan. Bastante se ha hablado de Todo Sobre Mi Madre, de Volver, de La Piel que Habito… mejor dicho, del Almodóvar actual, del más “pro”, del que se rige a ciertos cánones estéticos. Ya casi ni se menciona del “viejo” Almodóvar, de ése de inicios de los 80, cuyos filmes fueron varias veces tachados de “bodrios” debido a su poca técnica, y a sus tramas extremadamente provocadoras.

Hablemos, pues, del Almodóvar de los tiempos de “la movida”*, y hagámoslo a través de una de las películas que marcaron sus inicios como director: Laberinto de Pasiones.

Gran ganga

Sexilia y sus amantes
Todo comienza en Madrid, “la ciudad más divertida y salvaje del mundo”, donde encontramos a Riza Niro (Imanol Arias), hijo del embajador de Tirán, pasando de incógnito para divertirse libremente en los “bares de locas”. Por las casualidades del destino, Riza (bajo el pseudónimo de “Johnny”), acaba siendo vocalista de una banda underground llamada “Ellos”, lo cual le lleva a conocer a la seductora Sexilia (Cecilia Roth), cantante, ninfómana desde niña, y con una extraña fobia a la luz solar. El flechazo es instantáneo, y tan letal, que a Sexilia se le da por dejar la ninfomanía, y Riza deja de fijarse en hombres.

Sexilia y Riza Niro
Dado el enamoramiento, la parejita decide irse a vivir a la Isla Contadora –donde vive Riza-, y que luego Sexi se convierta en su emperatriz; para ello, la joven hace un acuerdo con Queti (Marta Fernández Muro), una admiradora suya que trabaja en una tintorería. Queti cambiaría su vida por la de cualquiera, y mejor aun si se trata de la de Sexilia, de modo que accede a someterse a una cirujía que imite la apariencia de ésta para poder suplantarla.

Riza y Sadec
No obstante, la cosa se complica. Sadec (Antonio Banderas), uno de los antiguos amantes de “Jhonny”, reaparece, y resulta ser un subversivo tiraní tras sus pasos. Al mismo tiempo, Toraya (Helga Liné), la despechada tía de Riza, ansía acostarse con él para vengarse del emperador, quien la dejó y la destituyó como emperatriz. En medio del caos, Sexilia piensa que ha sido traicionada por Riza y sale corriendo del apartamento de él (dejándole “en pelotas”). Sin embargo, Queti ya se ha sometido a la operación, de modo que es muy tarde para cambiar de planes…


Un filme que te “pasa de vueltas”


Es una película que puede resultar chocante para quienes estén acostumbrados al cine clásico howllywoodense e inclusive para quienes sólo conozcan la faceta más actual de Almodóvar, dado que, para sus primeras producciones (Laberinto de Pasiones es su segundo largometraje) contó con muy poco presupuesto y su técnica cinematográfica era muy torpe (o casi nula). A pesar de ello, puedo decir que la película me encantó, por lo disparatada y lo divertida; es una de esas películas que te “pasan de vueltas” por lo extraño o lo exagerado de sus situaciones, por lo estrambótico de sus protagonistas, y porque los diálogos son, muchas veces tan absurdos, que simplemente no puedes parar de reír.

Las líneas absurdas de Fabio McNamara.

De los personajes, personalmente, me quedo con Sexilia, por su ingenio para resolver enredos y por la frescura con la que habla de su propia promiscuidad, en contraste con la timidez de Riza, quien, al conocerla, se cohíbe y no es capaz de confesarle su homosexualidad. El encuentro y la transformación de esa parejita es interesante, pues se trata de dos sujetos con fondos atípicos y perturbadores que, al encontrarse y caer prendados el uno del otro, cambian radicalmente y comienzan a actuar con la inocencia de dos colegiales enamorados.

Sexilia, ninfómana (adicta al sexo) y fengofóbica
(fobia a la luz solar).

Por otra parte, la ambientación carece de los colorinches estridentes que caracterizan los filmes posteriores de Almodóvar (se siente la ausencia del rojo encendido), dando preferencia a tonos más claros y opacos. Se siente el ambiente “sucio” y decadente característico de lo contracultural, de esos movimientos que surgieron a fines de los 70 en Madrid (y luego en toda España) a modo de liberación tras la caída del franquismo. Para completar el panorama, el propio Almodóvar añade su dosis personal de escándalo (su “firma”, por así decirlo), apareciendo él mismo ante la cámara, vestido con estridente indumentaria de lentejuelas y entonando canciones tan incoherentes –y cómicas- como Suck It To Me, junto a Fabio McNamara.


Such It To Me, interpretada por Almodóvar y McNamara



Ficha técnica

Dirección: Pedro Almodóvar
Producción: Andrés Santana
Guión: Pedro Almodóvar
Protagonistas: Cecilia Roth, Imanol Arias, Helga Liné, Marta Fernández Muro, Antonio Banderas.
País: España
Año: 1982
Género: Drama, comedia, romance
Duración: 98 minutos


Véanla ustedes mismos

Para que la  vean con sus propios ojos, les dejamos la peli completa.

domingo, 10 de marzo de 2013

El Espadachín con la “X” en el rostro


Por: Alexiel Vidam

Kenshin Himura, también conocido como “Hitokiri Battousai” (“La Espada que Asesina”), es el samurái con la cicatriz en forma de “X” sobre el rostro, protagonista de dos largometrajes cinematográficos (uno animado y uno de acción real), dos series de video y una serie de anime para TV basada en una manga homónimo: Rurouni Kenshin. El personaje ficticio, a su vez, está inspirado en un personaje histórico, llamado Kawakami Gensai, uno de los cuatro “hitokiri” (“destajadores”) que lucharon para abolir el Shogunato e instaurar el gobierno Meiji en Japón.

Kenshin Himura es un personaje tan cautivador como interesante, debido a su carácter gentil que contrasta con esa frialdad y precisión al empuñar la espada. Se trata de un sujeto dual, pues lleva dentro de sí tanto al joven protector y de nobles sentimientos, como al terrible destajador que asesinó a miles de hombres durante la guerra civil.

Aprendió el arte de la espada desde niño, del hombre que le salvó de morir a manos de unos bandidos, Seijurou Hiko, maestro del estilo Hiten Mitsurgi, quien además de enseñarle, le hizo de una suerte de padre, pues él había perdido a sus padres a causa del cólera, y había sido vendido a la caravana que fue exterminada por los maleantes. Antes de ser adoptado por Hiko, se llamaba “Shinta” (“Corazón Noble”), pero al ser elegido como aprendiz de Samurái, se le dio un nombre más fuerte: “Kenshin”, que significa “Corazón de Espada”.

En un principio, Kenshin estaba destinado a aprender la técnica Hiten Mitsurugi para actuar como un defensor errante de los más débiles, pero los disturbios en el Japón de aquel entonces, le impulsaron a abandonar a su maestro y tomar un bando en la guerra civil. Él optó por unirse a las filas del Meiji Ishin, el grupo revolucionario que pretendía derrocar al Shogun y devolverle el poder político al Emperador. Debido su tremenda habilidad con la espada, el joven Samurái de 14 años es elegido para el triste oficio de “destajador”, de asesino de las sombras, encargándose de eliminar a importantes cargos políticos y militares del Bakumatsu (Shogunato). Kenshin asume este rol hasta los 19 años, cuando la muerte de una joven llamada Tomoe Yukishiro le marca la vida, y le completa la cicatriz en forma de “X” sobre la mejilla izquierda.


 La muerte de Tomoe, marcó para siempre la vida de Kenshin, quien, tras la caída del Bakumatsu y la instauración del gobierno Meiji, abandonó para siempre su rol de “hitokiri” (destajador) y adoptó la vida de “rurouni” (vagabundo), invirtiendo el filo de su espada en señal de su promesa de no volver a matar.


La “X” sobre el rostro

Durante su época de destajador, la única persona capaz de funcionar como “funda de la espada” de Kenshin, fue una joven llamada Tomoe Yukishiro. Ella inicialmente actuaba en conjunto con el grupo de los Oniwabanshu (ninjas al servicio del Bakufu) en un complot contra Hitokiri Battousai (Kenshin). ¿Su motivo? El destajador había asesinado a quien sería su futuro marido: Kiyosato Akira, miembro del Mimawarigumi (tropa de samuráis fieles al Shogun). La función de Tomoe fue mantenerse cerca del destajador bajo la máscara de mujer desprotegida, y averiguar su punto débil para que los Oniwabanshu pudiesen atacar. Sin embargo, al mantenerse cerca de Kenshin, Tomoe descubrió que en el fondo tenía buen corazón, y se enamoró de él. En un enfrentamiento entre el líder Oniwabanshu y Kenshin, Tomoe se interpone para defender a Battousai y es herida de muerte. Antes de fallecer en los brazos de su amado, dibujó con su daga el tajo que le faltaba a la “X” de Kenshin (la primera cicatriz había sido provocada por Kiyosato). Tomoe fue la razón que motivó a Kenshin a cambiar de vida una vez terminada la guerra civil.

Kenshin animado VS. Kenshin de imagen real

Kenshin vio por primera vez la luz en el papel, en las hojas en blanco y negro del manga dibujado por Nobuhiro Watsuki, responsable también de la idea original y guión. La serie de anime tuvo su primera emisión en 1996 y su primer largometraje cinematográfico fue lanzado a fines de 1997. El Kenshin animado respeta bastante las características del Kenshin original (salvo por la dosis de agresividad que suele ser suavizada para las adaptaciones a la pantalla de TV); un tipo de temperamento tranquilo y con ciertos matices cómicos salvo cuando se trata del momento de pelear, cuando su mirada se transforma en la del asesino que habita dentro de él. Si bien su apariencia física es frágil (característica que adopta de Kawakami Gensai, personaje histórico en el que se inspiró), se trata de un hombre de carácter firme, cualidad que refleja en la solidez de sus palabras, su postura los ojos intimidantes en los momentos de seriedad. Estas características, lamentablemente, se ven debilitadas, sino completamente disueltas, en la adaptación del personaje a una figura de carne y hueso.

A mi parecer, el actor Takeru Sato no alcanza la talla que requiere el personaje. Le falta esa solidez en los discursos del samurái, que le dotan todo el tiempo de esa fuerza y masculinidad que contrastan con su apariencia delicada. Kenshin en la cotidianidad es amable y un poco cándido, pero a la vez está lleno de humor, mientras que el “Kenshin” que nos presenta Sato, cae en unos niveles de candidez que pecan de patetismo, y en su faceta de battousai, resulta completamente inverosímil; no intimida, parece más un cantante de boy band japonesa disfrazado para un concurso de cosplay*. No podemos negar que sus coreografías de lucha quedaron bastante bien, pero eso no es suficiente para ser un battousai; ser Hitokiri Battousai no es solamente pelear bonito y hacer unas cuantas acrobacias, ser Hitokiri Battousai comienza por un vistazo capaz de congelar al enemigo.

Honestamente, ese “Kenshin” se me hace lamentable desde la interpretación hasta la forma en que ha sido construido físicamente. Creo que al director Keishi Otomo se le olvidó completamente que Rurouni Kenshin es una animación de época, vale decir, ambientada en un tiempo histórico real, y que, si bien al formato animado se le permiten ciertas libertades en el diseño (como, por ejemplo, el cabello rojizo del protagonista), el argumento es lo suficientemente realista como para haber ocurrido en la vida misma, por lo tanto, la adaptación cinematográfica debió ser, igualmente, de carácter realista, realizando los retoques necesarios para que cuaje como tal. Todos sabemos que los japoneses tienen –por fenotipo- el cabello negro, y que en aquel entonces no existía el tinte ni el gel, de modo que la aparición de personajes con el cabello rojo, rubio, o los peinados estilo “punk” le restan bastante verosimilitud a la trama; eso sin contar con que los diálogos son tan exagerados –al seguir cánones que sí se le permiten a la animación-, que muchos de los personajes parecen más bien caricaturas de sí mismos.

Lo peor de todo, es que al parecer los productores no se dan cuenta de la barrabasada que han cometido, pues piensan continuar con esta pésima versión en un segundo y tercer largometraje. Esperemos a que por lo menos las actuaciones superen en calidad a su antecesora, ya que Himura Kenshin es, originalmente, un personaje tan rico y apasionante, que causa pena verle encarnado en tan lamentable caracterización.


Kawakami Gensai, el Kenshin histórico

Kawakami Gensai, personaje histórico que Nobuhiro Watsuki observó para crear a Kenshin, fue, inicialmente, un samurái al servicio del Shogun, hasta que el Comodoro Perry llegó a Japón en 1853 y le forzó a abrir el país a las potencias extranjeras, hecho al que siguió una serie de tratados desfavorables para Japón.

Gensai se convirtió en un fiel servidor del emperador y perteneció al grupo Ishin Shishi, fuerza que combatía contra el shogunato. Gracias a su dominio del estilo Furanai Kenjutsu (“Relámpago Veloz”), se convirtió en uno de los Cuatro Hitokiri del Bakumatsu, un grupo élite de samuráis asesinos que se encargaban de “limpiar el camino” para la nueva era.

Acerca de su temperamento, se sabe que era capaz de mostrar calma y frialdad en momentos de mucha tensión. Existe una historia que cuenta que pudo controlar un incendio y se convirtió en héroe local. Físicamente, se sabe que era de rasgos finos y cabello largo, y que a distancia podía confundírsele con una mujer o un adolescente.

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